La leyenda del origen del Santísimo Cristo de la Expiración (Cachorro) es una de las más conocidas de la Semana Santa de Sevilla. Todos y todas, inevitablemente, la hemos escuchado alguna vez. Esa famosa historia que cuenta que Francisco Ruiz Gijón, para tallar al crucificado, se inspiró en el rostro de un gitano apodado cachorro que fue mortalmente apuñalado. Se dice que el imaginero, al contemplar la escena, encontró la inspiración necesaria para realizar su trabajo.
¿Pero quién era Cachorro? Según cuenta la leyenda, era un gitano que vivía en la zona de la cava, en Triana, en el siglo XVII. Se desconocía por completo su verdadero nombre, pero era muy conocido en la zona por ser un gran cantaor y tocar la guitarra con maestría. También se decía que era un hombre guapo y algo mujeriego, una fama que le traería algunos problemas. Se ganaba la vida cantando y tocando su guitarra y se le podía encontrar fácilmente en la cava, aunque una vez al día, casi siempre de noche, cruzaba el antiguo puente de barcas para ir a Sevilla. Nadie sabía el motivo, pero Cachorro lo hacía día tras día.
Este hábito comenzó a levantar la sospecha de un payo que vivía en Sevilla y pensaba que su mujer le estaba siendo infiel. El payo decidió seguir a Cachorro y descubrió que este, cuando cruzaba el puente, iba hasta su casa. Convencido de que él era el amante de su mujer, decidió tomarse la justicia por su mano. Un día, el payo esperó escondido a Cachorro y, cuando este se encontraba sacando agua del Pozo de la Venta, le asestó siete puñaladas mortales.
Cuenta entonces la leyenda que esa misma noche, Francisco Ruiz Gijón se encontraba paseando por las calles de la ciudad. El imaginero utrerano acababa de recibir el importante encargo de realizar una imagen de un crucificado. Era una labor de gran responsabilidad para él y se obsesionó que sufrió una profunda crisis creativa. Tanto, que incluso le costaba conciliar el sueño por las noches.
En una de esas noches en las que Ruiz Gijón no podía dormir, decidió salir de la cama y dar un paseo para despejar su mente. Atravesó el puente de barcas y llegó hasta la Capilla del Patrocinio, en la cava. Al llegar allí, presenció un gran revuelo en la calle y ser acercó. Era Cachorro, que acababa de ser apuñalado y estaba en el suelo, moribundo. El imaginero sintió un gran impacto al ver el rostro de aquel gitano, sobre todo, al contemplar su mirada. Entonces, sacó un carboncillo de su bolsillo y comenzó a plasmar ese mismo rostro en un papel.
Fue este suceso, según la leyenda, el que inspiró a Ruiz Gijón para realizar su mayor obra, el Santísimo Cristo de la Expiración, una portentosa imagen realizada en madera de cedro de Flandes con una altura de 1,89m. Fue entregada en 1682, año en el que también salió a la calle por primera vez. Se dice que los gitanos de la cava, cuando vieron al crucificado, gritaban: «Mirad, si es el Cachorro».
Algunos años más tarde, se demostró que Cachorro, el gitano, no era el amante de la mujer del payo que le asesinó, sino que era su hermano bastardo. Cachorro se acercaba cada día hasta su casa para que esta le diera algo de comida y unas monedas para sobrevivir.
Esto es todo lo que se conoce de la verdadera leyenda de Cachorro, recopilada en el portal web de Sevilla Secreta. ¿Es cierta? Resulta imposible determinarlo por la antigüedad de la historia (Siglo XVII) y la falta de pruebas que la corroboren, pero poco importa eso. Su historia, su popularidad, su coherencia y su aceptación, le dan toda la veracidad que necesita.
Deja un comentario