Siempre desde abajo
FOTO: Wikimedia Commons

No. A las imágenes de los crucificados que expiran no hay que mirarlas nunca desde un balcón. Al menos, no debe ser una costumbre. Porque mirarlos desde arriba significa acabar con la fuerza de transmisión del mensaje. Romper el significado y la intención con la que fue realizada la imagen. Los crucificados, especialmente los que expiran, siempre se miran desde abajo. Es la única forma de que todo tenga sentido.

Jesús levanta la mirada al cielo para hablar con su Padre. Para abandonar lo terrenal y conectarse directamente con lo divino. Cristo clama al cielo y se entrega a su destino. Y todo con una simple mirada, con un vistazo al cielo. El mismo vistazo que damos nosotros cuando contemplamos la imagen. Pero nada de esto tiene sentido si no se mira de la forma correcta.

A los crucificados que expiran hay que mirarlos desde abajo porque sólo así se puede entrar en esa conversación. Porque solo así se puede ver a Jesús hablando con su Padre. Porque de esa forma tú también miras al cielo y, de una forma u otra, también te conectas con Dios. Porque sólo así se mantiene el misticismo, la fuerza y el poder de la escena. Es entonces cuando podemos decir que la imagen ha cumplido su misión de transmisión, al igual que hizo Jesús.

Esto tampoco implica que no se pueda apreciar el rostro de un crucificado desde un balón. Por su puesto que no. Mirar a los ojos de un Cristo que se encuentra expirando es igual de bello y hermoso y también tiene el sentido más absoluto, faltaría más. Pero si lo que realmente se busca es apreciar todos los matices y significados de la talla, mejor siempre desde abajo.

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.