La simbología del pelícano del Amor
FOTO: amarguras.es

Justo a los pies del Santísimo Cristo del Amor, en su retablo de la Iglesia del Salvador, se encuentra la famosa imagen del pelícano que se abre el pecho para alimentar a sus crías. Esa misma que también podemos ver en el paso procesional del imponente crucificado de Juan de Mesa cada Domingo de Ramos. Una imagen muy llamativa que sigue generando gran curiosidad e interés en torno a su origen y significado.

El pelícano es un animal que siempre ha tenido gran simbolismo para la iglesia católica. Todo se debe a una vieja leyenda medieval que habla sobre tres crías de pelícanos que estaban hambrientas. Para poder comer, las crías hirieron a su padre y este, como venganza, las acaba matando. La leyenda dice que entonces, la madre se abrió el pecho a picotazos y derramó su sangre sobre las crías. Estas volvieron a la vida y se alimentaron de la sangre de su propia madre. Es por eso que, a raíz de esta leyenda, el pelícano comenzó a representarse como símbolo del amor.

La relación de esta simbología con el cristianismo es más que evidente, pues lo que hizo el pelícano de la leyenda para salvar a sus crías se asemeja a lo que hizo Jesús para redimir a la humanidad. Ambos ofrecieron su sangre y su vida para salvar a sus hijos. De ahí que el cristianismo tomara como referencia la leyenda que se atribuye a este animal.

Según un reportaje de la web Ateleia, la leyenda del pelícano fue introducida en Physiologus, el primero de los bestiarios cristianos. Sin embargo, fue San Agustín de Hipona la primera persona que comparó el sacrificio del pelícano con el sacrificio de Jesucristo. Esta comparación se hace evidente en la Eucaristía, el acto en el que los cristianos se alimentan del cuerpo y la sangre de Jesús.

La metáfora entre el pelícano y Cristo comenzó a ser muy utilizada por la Iglesia a partir de entonces. Es por eso que la imagen del pelícano alimentando a sus tres crías con la sangre de su pecho está presente en varias pinturas y esculturas de templos religiosos de todo el mundo, sobre todo en las pertenecientes a la Edad Media. En Sevilla, la representación más conocida es la imagen que acompaña al Cristo del Amor.

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Nada tiene que ver esta simbología con la realidad. Las hembras de este animal no tienen por costumbre sacrificarse para alimentar a sus crías en caso de necesidad. Lo que sí hacen las madres pelícano es masticar la comida para facilitar la ingesta de sus crías. El pelícano tiene una bolsa en la parte inferior del pico que le permite almacenar la comida ya masticada para alimentar a sus crías. La madre abre el pico y las crías obtienen la comida directamente de la bolsa, por eso puede dar la sensación de que las crías se están alimentando de las entrañas de su madre, pero nada más lejos de la realidad.

La imagen del pelícano alimentando a sus tres crías fue realizada en 1694 por Francisco Ruiz Gijón. El célebre imaginero utrerano también realizó el paso del Santísimo Cristo del Amor. En la actualidad, la talla del pelícano con sus crías se encuentra en un estado de conservación inmejorable debido a la restauración a la que fue sometida en 2009 por Jorge Anillo. Esta restauración, que fue llevaba a cabo en Alcalá del Río, devolvió a la imagen el aspecto original que talló Ruiz Gijón. Se repararon algunas zonas dañadas con las tres crías y se recuperó el dorado original.

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